Mis libros

Libros disponibles

 Como autora también tengo libros publicados. Me gustaría presentaros los que tengo disponibles. Los gastos de envio son responsabilidad del...

jueves, 16 de febrero de 2023

Colgando en sus sueños

 Mañana por la tarde tengo que viajar casi 80km para ver a mi hermana, que está en coma en un hospital de la capital. Podrías pensar que eso demuestra lo mucho que la quiero pero te equivocas, odio a mi hermana profundamente, por abandonarme en este mundo sórdido y ponzoñoso. Somos gemelos, se supone que debería quererla, que existe una relación muy profunda entre gemelos, y era así hasta aquel día de julio.

Por aquel entonces teníamos doce años y mis padres decidieron que éramos lo suficientemente mayores como para irnos a una acampada. Recuerdo que había al menos cien niños cuyos padres habían decidido deshacerse de ellos dos semanas, mientras ellos intentaban hacer amigos que durarían tanto como el campamento, todos excepto Alice y yo. No necesitábamos tener una relación personal con gente que solo estaría en nuestras vidas dos semanas, y tampoco estábamos allí por lo mismo que los demás.

Mientras nosotros estábamos "al margen" rodeados de desconocidos, toda mi familia estaba sumergida en tal discordia que cualquiera hubiese podido compararlo con Alcatraz. Ahora mismo esto es un tabú en mi familia, pero James, quien se divorció de mi madre después de aquello, descubrió que Nora, nuestra madre, le había puesto los cuernos con su padre, con el de ella. ¿La mejor prueba de eso? Nosotros. Sí, somos hijos de mi "abuelo" materno y mi madre. Es tan morboso que resulta hilarante, hasta tal punto que se ha convertido en un secreto a voces. Por eso estábamos allí aquel verano, por eso a mi abuela le dio un infarto y mi madre internó a su padre y amante en un psiquiátrico alegando alucinaciones, y por eso mi hermana parecía a punto de romperse.

No estoy seguro de si lo comprendía entonces, creo que sí, o no habría salido a la carretera cuando un niño la insultó, justo en el momento en que pasaba un coche cuyo conductor despistado atropelló a mi hermana. Creo que ese niño jamás volvió a meterse con nadie, pero yo vi morir ese día a mi hermana, y eso es mucho peor.

No es que esté realmente muerta, pero tiene una lesión en el parietal que la ha mantenido en coma durante los últimos diez años. Mucha gente me ha dicho que la desconecte, incluso varios médicos, pero qué clase de hermano haría algo parecido. Eso me convertiría en un monstruo y mis tíos ya actúan como si lo fuese. Además, por mucho que la odie también la necesito, creo que si vuelve dejaré de odiarla, que la querré incluso más por volver.

...

He conducido toda la noche para poder llegar por la mañana y pasar el día con mi hermana. El plan es el de siempre, dormir un par de horas en su habitación antes de subirme al coche y volver. Me dirigí como cada viernes a la habitación en la que ella había permanecido colgando en sus sueños durante los últimos diez años, pero no pude entrar, había al menos diez médicos en la puerta.

Reconocí a uno de ellos porque en diez años apenas había cambiado, seguía teniendo el mismo pelo revuelto de color castaño casi rubio, la misma nariz torcida por el puñetazo que le di, y los mismos ojos castaños. Era el niño que había insultado a mi hermana en el campamento. Al parecer se había sentido tan culpable por saber que mi hermana había sido atropellada por su estúpido insulto, que dedicó sus años a estudiar medicina. Qué curiosa es la vida, poniendo en los lugares más insospechados a gente que ni te imaginas.

-¿Lucian Park? -miré a aquel hombre-. Ha ocurrido algo increíble.

Entré a empujones a la habitación de Alice, que tenía los ojos abiertos y me miraba con algo de duda, como si no me reconociese o le costase recordarme. No era de extrañar, por lo que he leído en un montón de libros y revistas de medicina, un coma puede causar amnesia, y en gente que ha estado sumergida en sueños durante años, secuelas permanentes.

No era una idea mía ni una invención, mi hermana nunca volvería a caminar, no sé qué tiene que ver una cosa con la otra, pero si todas las carreteras llevan a Roma, y hay un accidente en Roma, es difícil que todo fluya con normalidad. 

...

Durante tres años no dijo ni una palabra, me miraba como un extraño y permanecía en su silla de ruedas, mirando al fuego encerrado en la chimenea. Llegué a pensar que nunca había vuelto, y una parte de mí seguía odiándola profundamente, de un modo visceral y absurdo. Odiaba que estuviese mirando a la nada, tener que darle de comer y que lo babease todo, que nunca me dirigiese una mirada real.

Durante tres años mi tía nunca se molestó en visitarla o preguntar por ella. De vez en cuando recibía un mensaje de James, que sigue formando parte de mi vida, pese a lo que ocurrió cuando teníamos doce años, y mi madre nos visitaba una vez al mes. Eso era todo. Tres años conviviendo con una persona que ni siquiera podía hablar o moverse por sí misma.

Pensé que se quedaría así toda la vida, o que moriría en algún momento, pero me equivoqué. Alice siempre ha tenido una fuerza de voluntad inmensa, y un día levantó los ojos y me dedicó una de esas tiernas sonrisas de cuando era niña.

-¿Alice?

-Ho...la...

No hay comentarios:

Publicar un comentario