Observó a aquella mujer con una sonrisa encantadora. Sabía por qué estaba allí, por qué había ido a verle: quería saber algo importante para ella. La había investigado, sus finanzas, propiedades, trabajo y familiares. Era una secretaria de Houston con una reputación impecable y que hacía muy bien su trabajo, su abuelo le había dejado un fondo de inversiones muy lucrativo, así que trabajaba solamente para evadirse del aburrimiento, sus familiares la consideraban un bicho raro por ello, y tenía un novio llamado Jackson que le ponía los cuernos con su mejor amiga, Lily, y eso era precisamente lo que ella ignoraba y la razón por la que había ido a verle.
-Buenas tardes Samantha, ¿puedo ofrecerte un té? ¿negro con miel y unas gotitas de limón?
-¿Cómo lo ha...? Ya, claro, es usted vidente, lo olvidaba.
Erik se levantó de la butaca de felpa y fue a la cocina para servirle el té que ya tenía preparado. En su fotografía de perfil de Reddit tenía una taza de té con limón, y solo necesitó investigar algunos reels en Facebook e Instagram para averiguar que el té que le gustaba era el negro, con una cucharada de miel. Tenía un video en el que explicaba cómo preparar el té con miel y limón perfecto, bajo su punto de vista, aunque como no tenía demasiadas visitas, le costó horas encontrarlo.
Volvió a la sala con la taza de té y la dejó sobre la mesa. El aroma pareció relajar de inmediato a Samantha, quien agarró la taza gris con las dos manos y bebió un sorbo. Parecía feliz y tranquila, y esas eran emociones que la gente no podía conseguir normalmente.
-Bien, ¿puedo llamarte Sam? -asintió-. Pareces una chica muy valiente, eres independiente y no dejas que nadie controle tu vida, lo que me lleva a pensar que sabes lo que quieres, así que seguramente tienes éxito en tu trabajo.
-La directiva me ha comunicado que me ascenderán a la planta ejecutiva al terminar el mes.
-Lo que significa que ganarás más dinero, y en estos tiempos es algo que nunca viene mal, así que tampoco creo que tengas problemas al respecto, o ya te habrías marchado de Houston, eres inteligente, sabes cuándo debes rendirte, ¿estoy en lo cierto?
-Mi abuelo me dejó un fondo de inversiones, trabajo porque quiero.
-Interesante, es la primera vez que conozco a una persona en esa situación. La gente se preocupa por cuatro cosas esenciales: trabajo, dinero, salud y amor. Pareces estar muy sana y, si fuese un familiar enfermo, estarías a su lado y no conmigo, porque eres dulce y generosa, así que la única cosa que ha podido traerte hasta mí es el amor.
Y Samantha Hallow empezó a llorar como si alguien hubiese abierto las compuertas que mantenían al margen sus emociones. Había acertado en todo, como haría cualquier vidente, y ese tono de voz tan calmado... era como hablar con un amigo.
-Mi novio me oculta algo -dijo entre lágrimas-. Me ha pedido que me case con él, y todo parecía ir bien, pero estos dos últimos años es... como si me evitase. Llevo un anillo pero no creo que Jackson quiera casarse conmigo porque me ame, creo que tiene que ver con la herencia de mi abuelo.
-¿Quieres que pregunte a los espíritus?
Asintió, y Erik sonrió antes de asentir con una pose encantadora. Jackson era lo que él catalogaba como un cretino, y eso era mucho teniendo en cuenta que se dedicaba a espiar a la gente y estafarla. Pero Sam le recordaba a su prima Lucy, que había muerto cuando tenía quince años, atropellada por un hombre al que nunca pudieron encontrar.
Hubiese abandonado esa actuación, pero era la única manera que tenía de ayudar a esa chica. Había investigado a Jackson, sabía perfectamente la clase de imbécil con el que Samantha estaba tratando, y no podía dejarlo estar. Cerró los ojos, fingiendo contactar con los espíritus, y empezó a hablar.
-Los espíritus me han abierto una ventana para poder observarle.
-No me mientas ni andes con rodeos, dime lo que ves.
-Está en la cama con una mujer -casi pudo oír cómo se rompía su corazón y cómo ella lloraba más fuerte-, es pelirroja y tiene un tatuaje en la cadera... un dragón.
-¿Qué...? ¿Lily...? -estuvo a punto de pedirle que parase, pero no lo hizo.
-Le ha confesado que piensan matarte después de que él se case contigo.
Eso tampoco era mentira, no le había costado demasiado averiguar qué era lo que ocurría con Jackson y por qué un hombre tan avaricioso y narcisista como él, salía con un ángel como Samantha, engañándola también con su mejor amiga. Después de unas pocas llamadas, pudo saber que él pretendía matarla, no porque nadie se lo hubiese dicho, sino porque había comprado un arma sin registrar a un traficante, y él no cazaba ni le gustaban las armas.
-Tienes que huir Sam -dijo abriendo los ojos, con una expresión aterrorizada-. Ese hombre quiere hacerte daño, tienes que marcharte.
Pero Sam no pensaba abandonar. Se levantó de su butaca y, tras darle las gracias, se despidió de Erik, quien la observó salir mientras buscaba un número en su smartphone. Erik no podía dejarla marchar sabiendo que estaba en peligro, así que buscó el número de un viejo amigo y él respondió con cierta reticencia.
-¿Qué quieres, rata?
-Yo también te quiero, imbécil -era su amigable forma de saludarse-. Oye, una chica acaba de marcharse, se llama Samantha Hallow.
-¿Otra vez espiando a tus clientes?
-La información no cae del cielo. Escucha, su novio intenta matarla para quedarse con la herencia que le dejó su abuelo -al otro lado su amigo pareció entender su preocupación-. Sé que no puedes hacer nada si ella no lo pide, pero te lo pido yo: vigila a esa chica, a Jackson Harvell y a Liliana Michaels, o tendrás que arrestar a uno de los dos, o a ambos, por asesinato.
-Está bien, gracias rata, te mantendré informado.
-Hasta otra, imbécil.
Erik colgó el teléfono, un poco más tranquilo. No tenía la seguridad de que el inspector de homicidios Miles Thorsen tuviese suficiente influencia para salvarle la vida a Samantha, pero él no podía hacer nada más.
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